Aprender
a mirar.
Aprender a mirar significa que, detrás de
cualquier imagen, hay muchos más elementos de los que se aprecian en una
primera observación. Hay colores, formas, luces, materiales, símbolos, una
ordenación de las figuras, una relación de los elementos que quieren decir
algo, etc. Cuanto más se observa una imagen, más elementos se descubren.
En el comentario de una obra se pueden
distinguir tres fases:
Hay
que saber leer las imágenes, descubriendo los
mensajes e intenciones del autor.
Hay
que conocer la morfología específica con la que se construye la
obra de arte, es decir, los elementos que están presentes en una pintura,
escultura, arquitectura, fotografía, cómic o en una proyección cinematográfica.
Hay
que valorarla con relación al momento
histórico en que se desarrolla,
porque cualquier obra de arte tiene sentido en el ámbito de su época, en su
etapa histórica.
En el análisis de la obra hay que tener en
cuenta, a su vez, varios elementos:
La percepción. Nos permite delimitar todos los
elementos formales de la obra. A lo largo de la Historia algunos historiadores
han exagerado dicha importancia hasta convertir el estudio de la Forma o el de la Percepción en el único método de acercamiento a
la obra de arte. Esto dio lugar a una corriente, en Historia del Arte, conocida
como el formalismo. El principio de esta corriente es que las experiencias
estéticas son resultado de simples impulsos espontáneos de carácter
psicofísico.
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